Osteopatía

La osteopatía es un conjunto de técnicas manuales empleadas para aliviar numerosas dolencias mediante la búsqueda de la recuperación del equilibrio orgánico.

La medicina osteopática se encuentra enclavada dentro del amplio abanico de las disciplinas fisioterapéuticas, consistente en un conjunto de técnicas manuales y tratamientos no invasivos como alternativa a los problemas y dolencias de la salud, evitando la aplicación de métodos farmacológicos para su tratamiento.

La osteopatía es una disciplina cuya máxima reside en la visión holística del cuerpo humano, entendiendo este como una unidad, y no como un conjunto independiente de órganos y estructuras. Partiendo de esta premisa, los tratamientos osteopáticos se encaminan al alivio de la dolencia a través de la recuperación del equilibrio orgánico general, más que el alivio analítico del foco del dolor.

Aunque a la Osteopatía se la relacione fundamentalmente con problemas que afectan al aparato locomotor, lo cierto es que trata al ser humano de forma global, como un todo, restableciendo el equilibrio perturbado mediante técnicas manuales dirigidas a cualesquiera de los tejidos afectados, sean estos del sistema musculoesquelético, visceral, nerviosos etc. Se trata de una terapéutica manual que ayuda a aliviar, corregir y recuperar lesiones musculo-esqueléticas y patologías orgánicas. La intervención osteopática realiza un diagnóstico funcional a partir del cual utiliza un conjunto de métodos y técnicas con finalidad terapéutica y/o preventiva que aplicados manualmente sobre los tejidos musculares, articulares, conjuntivos, nerviosos etc, obtienen de forma directa o refleja, reacciones fisiológicas que equilibran y normalizan las diferentes alteraciones musculares, osteoarticulares, orgánicas y funcionales, mejorando o resolviendo el cuadro clínico e incidiendo especialmente en sus manifestaciones dolorosas.

Los mecanismos de autorregulación en el organismo están asegurados por el sistema nervioso, circulatorio y linfático. La pérdida o reducción de estos mecanismos intrínsecos, puede llevar a estados patológicos. La intervención osteopática podría incidir sobretodo en estados pre-patológicos, es decir, en fases de desarreglo funcional, de manifestaciones sintomáticas iniciales, pero por falta de información o de cultura sanitaria, la mayoría de las veces se acude a tratamiento osteopático en fases ya avanzadas de la alteración de salud. En estos casos, la Osteopatía también facilita los mecanismos inherentes de autorregulación, permitiendo que el cuerpo se recupere y consiga la normalización de las funciones alteradas, lo que se traduce en disminución de los síntomas y reencuentro con el estado de salud.

¿Para quién está indicada la osteopatía?

Gracias al concepto holístico de la osteopatía (que entiende el cuerpo como un todo), su uso está recomendado para una amplia variedad de trastornos y alteraciones orgánicas:

  • Osteo-articulares y músculo-esqueléticas: esguinces, contracturas, tendinitis, radiculopatías (pérdida de sensibilidad), disfunciones que cursan con dolor a nivel de la columna vertebral (cervicalgias, neuralgias, tortícolis, dorsalgias, lumbalgias, ciáticas y, en general, neuralgias de origen vertebral o síndromes compresivos periféricos), o a nivel del tronco, región costal, así como dolores en los miembros superiores o inferiores (secuelas de traumatismos, esguinces, tendinopatías etc) dolencias fruto de dismetrías estructurales (miembros de distintas longitudes), etc.
  • Digestivas: colon irritable, meteorismo, estreñimiento, gases, hernia de hiato, gastritis…
  • Genito-Urinarias: incontinencia, amenorrea, dismenorrea, cistitis, trastornos menopáusicos y otros.
  • Sistema respiratorio: asma, tos, bronquitis…
  • Neuronales: cefaleas de distintos orígenes, neuralgia trigeminal, migrañas tensionales.
  • Postoperatorios.
  • Trastorno del sueño, fatiga, vértigos, cansancio generalizado, estrés, ansiedad, etcétera.
  • Obstetricia.

Beneficios de la osteopatía

El mayor beneficio que presenta la osteopatía frente a otras terapias manuales es el principio de ‘mínima intervención’. Al contrario de las directrices y patrones de actuación de las terapias normalizadas, la medicina osteopática no busca la intrusión directa en una dolencia para erradicarla, sino que analiza el posible origen y estudia la evolución. Con esta información el profesional puede paliar la dolencia eliminando la causa que la origina, sin técnicas tan invasivas o agresivas (fármacos, aplicación de aparatología fisioterapéutica, etcétera), fomentando así la capacidad de autocuración del organismo.

Y es que, está demostrada –ante ciertos problemas–, la facultad que posee el cuerpo humano de regenerarse, de auto sanarse, de adaptarse a los mecanismos lesionales y a las agresiones externas: los seres humanos son capaces por sí mismos de cicatrizar sus heridas, cerrar ulceraciones, sanar de procesos gripales eliminando agentes infecciosos, soldar fracturas óseas, recubrir objetos extraños con tejido fibrótico…; la osteopatía, sencillamente, ayuda con sus técnicas a mantener esta virtud. 

Contraindicaciones de la Osteopatía

Debido a su carácter no invasivo, el uso de la osteopatía carece de contraindicaciones, salvo las propias de cualquier otra técnica fisioterapéutica: (degeneración articular, artrosis avanzada, alteraciones neurológicas o hematológicas diversas, etcétera).

La osteopatía no pretende ser la panacea de los tratamientos, ni tampoco sustituir a la medicina moderna erigiéndose como la solución a todos los males del cuerpo humano. Un osteópata profesional conoce sus limitaciones y las lesiones que es capaz de tratar, evitando incurrir en intrusismos y en extralimitaciones del tipo “eso lo puedo solucionar yo”. Cuando un paciente acude a una consulta de osteopatía aquejado de un dolor, el profesional debe comenzar siempre con la misma pregunta: ¿Qué le ha dicho el médico sobre ese dolor? 

Tipos de Osteopatía

La osteopatía moderna se divide en tres grandes grupos: estructural, visceral y craneal. Veamos en qué consiste cada una de ellas y las diversas técnicas que los osteópatas emplean para aliviar todo tipo de dolencias.

Osteopatía estructural

Es la sección encaminada al conocimiento del sistema musculo esquelético. Se estudian así los tres pilares básicos del movimiento corporal: huesos, músculos y articulaciones, y cómo interactúan para lograr movimientos complejos. Se estudia a su vez todo el entramado de tejidos blandos, como fascias, tendones, o ligamentos. Conocido todo esto, se analiza la forma de corregir posibles alteraciones de este sistema y su corrección. Por norma general esta sección se subdivide en tren superior y tren inferior para su correcto aprendizaje.

Osteopatía visceral

En este caso, el estudio se centra en las vísceras y órganos vitales: estómago, páncreas, aparato urogenital, aparato reproductor, etcétera. Se observa su función y su comportamiento, pudiendo así corregir sus posibles disfunciones.

Osteopatía craneal

Como su propio nombre indica, está enfocada al conocimiento de la estructura ósea del cráneo y su relación con el sistema nervioso central, y las modificaciones que sufre el organismo a consecuencia de éste (vértigo, migrañas, errores posturales…). 

Dentro de la estructura del cráneo se incluye la pieza mandibular, de gran importancia en numerosas alteraciones de la función otorrinolaringológica.

Algunas técnicas osteopáticos

Son muchas las técnicas empleadas por los osteópatas, pero cabe destacar las siguientes entre las más usadas:

– Liberación miofascial: consiste en soltar la fascia, el tejido que envuelve los tejidos blandos y que produce dolor y falta de movilidad cuando se encuentra adherido y restringido.

– Técnica de la energía muscular: es aquella que aprovecha la contracción activa y voluntaria de la musculatura del paciente en una dirección controlada y a una intensidad variable, enfrentada a una determinada resistencia aplicada por el terapeuta. Se emplea para tratar músculos acortados o espásticos, fortalecer estructuras musculares debilitadas, reducir edemas o recuperar la movilidad de una articulación.

– Técnicas de Jones, ‘puntos sensibles’ y ‘puntos gatillo’: los puntos sensibles generan dolor a la pulsación en esa zona exacta. Los puntos gatillos desencadenan dolor a distancia del lugar presionado. El éxito de esta técnica radica en la precisión de localización de estos puntos. Una vez pulsado el punto, se moviliza la articulación hasta encontrar el ángulo en el que desaparece el dolor. En esta posición se mantiene una presión sostenida durante 90 segundos. Indicado para contracturas y sobrecargas musculares severas.

– Técnica de trust: probablemente con la que más identifica el ciudadano de a pie al gremio osteopático, también conocido vulgarmente como “crujir o colocar los huesos”. Consiste en normalizar una articulación con un gesto rápido e indoloro. Se colocará al paciente en posición de puesta en tensión dentro de sus limitaciones articulares, para seguidamente sobrepasar esos límites usando los brazos o piernas como palancas. Técnica muy efectiva, pero que requiere un alto grado de experiencia por parte del osteópata, tanto para aislar la porción a tratar como para controlar el grado de amplitud y fuerza a imprimir.

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